Te conocí un día de enero,
con la Luna en mi naríz
y como ví que eras sincero,
en tus ojos me perdí.
Qué torpe distracción, y qué dulce sensación.
Y ahora que andamos por el mundo,
como Eneas y Benitin.
Ya te encontré varios rasguños,
que te hicieron por ahí.
Pero mi loco amor,
es tu mejor doctor.
Voy a curarte el alma en duelo,
voy a dejarte como nuevo,
y todo va a pasar.
Pronto verás el sol brillar.
Tú más que nadie mereces ser felíz.
Ya vas a ver como van sanando
poco a poco tus heridas.
Ya vas a ver como va
la misma vida a decantar la sal que sobra del mar.
Y aunque hayas sido un extranjero
hasta en tu propio país.
Si yo te digo ¿qué dices tu?
Tu aún dices ¿que decís?
Y lloras de emoción oyendo un bandoneón.
Y aunque parezcas despistado con ese caminar pausado,
conozco la razón que hace doler tu corazón.
Por eso quise hacerte esta canción.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Día de Enero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario