Angustia me ahogó, cuando me dí cuenta, de que jamás iba a salir de esto.
No importaba cuántas veces lo contase.
No importaba quién me tratase de detener.
No importaba lo mucho que tratara de enmascararlo.
No importaba lo mucho que mintiera.
Estaba ahí, constantemente.
La piedra en el estómago.
La sensación de vacío.
El gusto a nada.
La debilidad, las ojeras, el malhumor.
Se sentía tan horriblemente bien, casi como una droga.
No quiero decir que sea adicta, pero quizá, me guste demasiado ese horrible sentimiento.
[ Siempre me pregunto por qué los pájaros eligen quedarse en el mismo lugar, cuando podrían volar
a cualquier lugar en el mundo.
Luego, me pregunto lo mismo a mí misma. ]
No hay comentarios:
Publicar un comentario