Nadaba en un agua turbia.
No, no era precisamente turbia.
Era de un color verde, verde jade.
Era profunda, y yo no tenía miedo de ahogarme.
Salía, respiraba.
Y te veía ahí, entrando al agua.
Tenías un vestido blanco, translúcido.
Cada uno de los mechones de tu pelo se pegaba a tu cara,
a tus brazos, a tu espalda.
Tus ojos color bosque, color vida,
me miraban, escrutaban.
Tu mirada era triste, como si yo te hubiese decepcionado.
Me atravesaba el cuerpo con intensidad,
pero, no podía evitar pensar,
que eras hermosa.
No podía evitar acordarme del día,
que bañadas bajo el Sol, te ví llorar.
Llorabas y tus ojos,
me miraban con dolor.
Tus ojos, entre pestañas húmedas,
tus mejillas rojas,
y tus labios también rojos,
todo, yo todavía me acuerdo.
Y miles de veces, traté de retratarlos.
Pero no sé qué es,
no sé qué es que, nunca pude.
Así como no puedo describir ese sueño.
Rodeadas de verde, en el suelo y en el agua,
era como si estuviéramos nadando en tus ojos.
Y no tenía miedo,
por qué tendría miedo, de ahogarme en esos ojos?
Y caer para siempre,
en las profundidades de tu mirada.
Y no despertarme más,
hasta quedarme sin aliento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario