Labyrinthe privé, merveille du monde.

viernes, 30 de abril de 2010

Endless Kinder.

Nunca dejé de tener 7 años en alguna parte de mí.
Y acordarme, es algo que me hace ser feliz.
Tener la dulce sensación de morder una pepa, una galletita Lincoln, una Melba.
Acordarte de cuando abrías las Oreo y te comías la crema.
Tomar jugo de manzana sin fijarte la marca, sin fijarte el vaso. Estás tomando jugo de manzana.
Juntar hojitas con tu mamá en otoño, que después guardás en algún libro gordo, aburrido y de tapa sin dibujos ni colores, solamente letras, de esos que leen los grandes.
Ir corriendo al arenero, tirar las cosas al piso, a vos no te importa quién las lava, solamente te subís a la hamaca, y empezás a empujar. Después si te animás, te vas a parar, como hacen los nenes grandes.
Dormirte una siestita una tarde de Viernes, después de el almuerzo, antes de la merienda. Soñar que volás, soñar que tu mamá te lleva al parque de diversiones, soñar que sos una chica grande que se pinta los labios con el pintalabios rojo que tu abuela te regaló en Navidad.
Siempre, siempre.
Siempre siete años adentro.
Aunque lleves un maletín, una corbata, y un traje.
Aunque todos los días un delantal usés pongas unos, dos, tres, y también diez.
Aunque tengas los pantalones rotos, de andar en las rodillas, y tu mamá te ponga parches, para ir a trabajar con un pantalón decente o para ir al jardín con ropa sana.
Siempre me acordaré de cuando se me caían los dientes, de cuando me ponía el delantal azul con cuadritos, de cuando no me quería bajar de la calecita, de cuando me limpiaba los mocos con la manga, de las rayuelas y la soga de saltar, de correr en los recreos y escuchar a la maestra retándote, de cuando le daba la mano a mi mamá para cruzar.
Abrazá a tu niño interior, y volvé a todo eso que creías que te habías olvidado hace tantos años.
Volvélo a vivir con tus hijos, tus nietos.


La infancia nunca muere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario