Labyrinthe privé, merveille du monde.

jueves, 28 de julio de 2011

Metamorfosis.

Ella era una piba normal.


No era inteligente por demás, no era viva por demás.


No tenía muchos amigos, y no era una alumna excelente.


No hacía nada extraordinario, su familia era una familia común.


Vivía en un departamento común, iba a una escuela común.


Volvía con el 134, se bajaba a siete cuadras, caminaba.


Al llegar al parque, se detenía.


Observaba, y de repente, era como si ya no fuera más ella.


Era verde, era pasto, era Sol.


Y era libre, y era naturaleza.


Seguía caminando, volviendo a ser normal una vez más.


Llegaba a una hamaca, y decidía subirse.


Y al subirse, dejaba de ser ella de vuelta.


Era infantil, era chiquita, era ella hace diez años.


Era risa, era vuelo.


Se bajaba, seguía caminando.


Llegaba a su casa, abría la puerta, tomaba el ascensor, entraba al departamento.


Saludaba, se iba a su cuarto.


Ponía música, y otra vez, ya no era ella.


Era bailar, era cantar.


Era sentimientos, era miles de letras.


Se paraba la música.


Ella al acordarse, todavía se deshacía en lágrimas.


Las lágrimas la convertían en tristeza.


Pero cuando reía, era como si nunca hubiera llorado.


Cuando miraba a los ojos de otra persona,


era como si nunca hubiera visto nada tan lindo.


Cuando se enamoraba, florecía.


Cuando sufría, se rompía.


Cuando abrazaba, se deshacía.


Cuando quería, se llenaba.


Ella se acostaba a dormir.


Dejaba una vez más su persona, y se sumía en sueños.


Era paz, era quietud, era descanso.


Al despertarse, volvía a ser ella.


Se acordaba una vez más de vivir, de no olvidarse de quién era.


Pero dentro de ella no habitaba una sola persona.


Eran muchísimas, y todas esperaban su momento para salir.


Y en la superficie, ni siquiera ella lo notaba.






[ Me divido, me pierdo, cuando me encuentro me regenero. ]

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