Labyrinthe privé, merveille du monde.

martes, 28 de septiembre de 2010

En un agujero que yo misma empecé a cavar.

Me siento l l e n a. Rebalsada. A punto de explotar con cosas que no puedo explicar.

Rabia. Enojo. Resentimiento. Locura. Complejos. Idiotez. Actitudes de mierda. Odio. Dolor. Tristeza. Miedo. Cobardía. Debilidad. Incoherencia. Bipolaridad. Intolerancia. Egoísmo. Depresión.
Encierro. Antisocialidad. Estupidez. Falta de sentido común. Soledad.

Todo, todo, adentro mío.
Soy una olla rebalsada de sentimientos agrios, mentiras, y alguna que otra delicia más.
Soy una mentira.
Soy el encierro, y la soledad, y la falsedad cuando no puedo contarle esto a nadie.
Cuando callo.
Cuando pretendo que todo está más que bien.
Que todos están peor que yo.
Soy una estúpida.
Cuando me aferro a cosas y personas, a recuerdos, a cosas que son insignificantes, inoportunas.
Y trato de demostrar un poco de toda esa necesidad, esa debilidad, y pasa inadvertido.
Porque es el miedo de mostrarme, lo que me impide salir del a g u j e r o en el que me metí. (yo solita.)
Y es la inseguridad, lo que me da el complejo, ese de necesitar tanto algo, algo que se supone que ya tengo, algo que no quiero ver, por desesperación, depresión, egoísmo.
Quiero, exijo, y luego, lo devuelvo.
Y no, obviamente no vuelve luego, cuando eso que abandoné lo necesito de nuevo.
Y me quedo sola.
Sola.
Sola.
Sola.


Y sin vos. Y sin n a d i e.


Y lloro.

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